“Megápolis”, de Clark Carrados

Megápolis; por Clark Carrados [Luis García Lecha]; ilustración de la cubierta, Longarón [Jordi Longarón Llopart]. Barcelona: Toray, 1966. Colección: Toray Ciencia Ficción – primera época; nº 11.

Género | materias: ciencia ficción | civilizaciones futuras – distopías.

La presente novela de Carrados tiene una extensión superior a lo habitual, 138 (frente a las 128 que, en la época, eran la norma), aunque en realidad esta colección, durante la etapa presente, solía adoptar una extensión ecléctica, y sus entregas variaban de extensión, imagino que según diera de sí el original.

Aquí Lecha plantea una trama bastante habitual en su novelística. De hecho, en cierta manera, se podría considerar un remake la posterior El número uno, que publicaría con el seudónimo de Glenn Parrish en «La Conquista del Espacio» de Bruguera, número 48 (1971). Las diferencias entre ambas novelas son nimias, y aliento al lector a que las lea seguidas para ir calibrando las variaciones argumentales.

Así pues, aquí tenemos una sociedad totalitaria, donde las diversas ciudades, tras muchos siglos, se han ido ensanchando y uniéndose, hasta formar una sola en todo el planeta, esa Megápolis del título. Están regidos por una macro-computadora, aunque también hay una policía que se dedica a obligar que los ciudadanos cumplan las rígidas leyes, entre las que se incluyen indicar qué profesión ha de practicar cada cual y con quién casarse. En esto, el protagonista se topa con una muchacha que está huyendo de la policía: le han indicado una serie de candidatos para casarse y no le gusta ninguno, la muy caprichosita. Como es norma en Lecha, la casualidad une a una pareja a partir de la cual se desarrollará una trama, que implica el dominio de la humanidad por parte de una supercomputadora que rige nuestros destinos. O eso parece, en principio.

Cada capítulo, al arrancar, dispone de un breve texto que se supone pertenece a un ensayo publicado a posteriori de lo que se narra, y que, poco a poco, va poniendo al lector sobre la pista de cómo se forjó esa sociedad. Por lo demás, lo de siempre en Carrados: una trama sencillita, que literariamente podría compararse, en el ámbito cinematográfico, con los «Estrenos TV» que poco después se pondrían de moda. Entretenida, simpática, se deja leer como una evasión. Es como un 1984 de bolsillo, y se deja leer sin disgusto.

Carlos Díaz Maroto

CALIFICACIÓN: ***

• bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

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