“Los hijos de las tinieblas”, de Ralph Barby

Los hijos de las tinieblas; por Ralph Barby [Rafael Barberán Domínguez]; ilustración de la cubierta, Rafael Griera. Barcelona: Bruguera, 1971. Colección: La Conquista del Espacio; nº 27.

Reedición: ilustración de la cubierta, Antonio Bernal. Barcelona: Bruguera, marzo 1983. Colección: La Conquista del Espacio; nº 659.

  • Género | materias: ciencia ficción | invasiones – mundos perdidos – intraterrestres.

Curiosa novela por parte de Ralph Barby, en uno de los primeros títulos de la colección «La Conquista del Espacio», aunque lo cierto es que, a estas alturas, este ya era un veterano de la misma: previamente había ofrecido otros cuatro aportes a ella, en concreto Supervivencia (nº 3), Planeta rebelde (6), El canje (12) y Un minuto en la cuarta dimensión (16). Aparecida en 1971 —y reeditada doce años después en la misma serie—, Los hijos de las tinieblas, sin embargo, semeja más propia de quince años antes, y recuerda bastante a lo que pudiera haber publicado Toray en «Espacio – El Mundo Futuro». Aquí no tenemos extraterrestres, sino intraterrestres, es decir, una civilización perdida oculta en el interior de la Tierra, y que amenaza a la superficie.

Efectivamente, este tipo de trama parece más propio de la referida colección, aunque su temática puede rastrearse hasta aportes mucho más lejanos. Sería un poco aventurado retrotraer la idea de civilizaciones en el interior de la Tierra hasta La Divina Comedia (Divina Commedia, ca. 1308-1321), de Dante Alighieri, aunque un poco más acertado sería llegar hasta Viaje al mundo subterráneo (Nicolai Klimii Iter Subterraneum, 1741), de Ludvig Holberg. La obra de proto-ciencia ficción Symzonia: un viaje de exploración (Symzonia: A Voyage of Discovery, 1820), del capitán Adam Seaborn, sería un aporte más aproximado, o La raza venidera (The Coming Race, 1871), de Edward Bulwer-Lytton, pero a partir de la mítica En el corazón de la Tierra (At the Earth’s Core, 1914), de Edgar Rice Burroughs, con la creación de Pellucidar, el tema se convirtió en un arquetipo. Añadamos una saga de relatos iniciada con «Tumithak de los corredores» («Tumithak of the Corridors», 1932) de Charles R. Tanner, por la cual tengo especial debilidad.

El dibujo de portada ilustra a la perfección lo que acontece en las primeras páginas de la narración: un platillo volante llega ante la sede de la ONU y mediante un rayo hace una perforación por donde se introduce un individuo pequeño y enclenque, de orejas puntiagudas y con oscuras gafas, que lanza un ultimátum a la Tierra. Por cierto que Barby utiliza el apelativo de «platíbolo» para describir a estas naves, de forma constante, utilizando muy ocasionalmente el sinónimo «ovnis» para definirlas. Escrito como «platívolo» es una denominación que es usada en México, y hasta existen unas galletas con esa forma.

El caso es que, a partir de ahí, uno de los periodistas asistentes, junto a su criado chino (recurso humorístico algo dudoso) comienza a investigar, y entra al interior de la Tierra por un volcán, como en el clásico de Jules Verne, y junto a un colega ruso, que tuvo la misma idea. A partir de ahí se nos ofrece esa civilización intraterrestre, sus planes de conquista para con la superficie, y los intentos de los héroes para impedirlo. Sencillo, efectivo, muy entretenido, y con un toque de aventuras fantásticas muy agradecido. Y, de paso, una pequeña reflexión sobre la lucha de ejes en aquella época.

Carlos Díaz Maroto

CALIFICACIÓN: ***

● bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

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